Es una realidad que las hadas encarnan a menudo en La Tierra, como hadas-humanas y una vez aquí entran en contacto con la paradoja de la vida. En su dimensión estaban acostumbradas a la unidad, pero una vez aquí van a tener que adaptarse a
la dualidad y a comprenderla, esto les permitirá ensanchar sus miras y ganar en sabiduría y entendimiento, lo cual, les dará acceso
a un mayor conocimiento sobre la naturaleza humana para poder interactuar.
Y al regresar ellas a su estado original de hadas y sigan estando atentas a las personas pero desde una dimensión más elevada. Para ello, en algunas ocasiones trabajan en colaboración con los ángeles, elfos, duendes y gnomos. En la dimension a donde pertenecen las hadas, las cosas se hacen con vocación y plena entrega a la acción del instante, esto en el planeta tierra
no siempre es así, cosa que puede llegar a crearles un conflicto en su
ahora mente en un cuerpo humano, sobre todo, si no recuerdan quienes son
y no saben enfrentarse al dolor emocional y físico sometido al tiempo y
al espacio. Pero habrá más conflictos para las hadas pues ellas vienen con una candidez e inocencia que aquí sólo suelen conservar los niños y que, si está presente en ellas en edad adulta, puede llegar a ser objeto de críticas.
Es habitual aquí pero distante en el mundo de las hadas las cuales están libres de juicios, quejas y prejuicios. Esta cualidad, sin embargo, no les acompaña cuando deciden nacer como humanos en La Tierra, pero pueden recuperarla
si aprenden a adoptar una mente neutral y ser capaces de observar desde
el silencio interior en contacto con el corazón, como si ellas fueran
testigos de las escenas pero sin dejarse arrastrar por las exigencias
del ego, el cual debe de estar de acuerdo con el alma. Desde su propia
dimensión podían hacerlo de forma natural, pero en la escuela de la vida de este planeta, el aprendizaje y entrenamiento para ello va a ser más duro. Nada aconsejable para ellas, pero a pesar de ello, como ellas se mueven por ideales diferentes a los terrestres, siguen eligiendo venir a evolucionar aquí, a veces, seducidas por la belleza del planeta Tierra, por el amor a los humanos y por su complejidad y variedad.
ahora mente en un cuerpo humano, sobre todo, si no recuerdan quienes son
y no saben enfrentarse al dolor emocional y físico sometido al tiempo y
al espacio. Pero habrá más conflictos para las hadas pues ellas vienen con una candidez e inocencia que aquí sólo suelen conservar los niños y que, si está presente en ellas en edad adulta, puede llegar a ser objeto de críticas.
Es habitual aquí pero distante en el mundo de las hadas las cuales están libres de juicios, quejas y prejuicios. Esta cualidad, sin embargo, no les acompaña cuando deciden nacer como humanos en La Tierra, pero pueden recuperarla
si aprenden a adoptar una mente neutral y ser capaces de observar desde
el silencio interior en contacto con el corazón, como si ellas fueran
testigos de las escenas pero sin dejarse arrastrar por las exigencias
del ego, el cual debe de estar de acuerdo con el alma. Desde su propia
dimensión podían hacerlo de forma natural, pero en la escuela de la vida de este planeta, el aprendizaje y entrenamiento para ello va a ser más duro. Nada aconsejable para ellas, pero a pesar de ello, como ellas se mueven por ideales diferentes a los terrestres, siguen eligiendo venir a evolucionar aquí, a veces, seducidas por la belleza del planeta Tierra, por el amor a los humanos y por su complejidad y variedad.
Una vez aquí, ellas van a descubrir que los mejores antídotos para vencer la angustia, las preocupaciones y el sufrimiento son el desapego, la humildad, la autoestima, la escucha del corazón, el agradecimiento, la aceptación del ahora y la paz mental, entre otros.
Para alcanzar la paz mental las hadas ahora engarzadas en su cuerpo humano van a tener que aprender tolerancia, flexibilidad, empatía y perdón para dejar
atrás el lastre de la rabia y del resentimiento. En el perdón, a veces,
para no perder la dignidad puede implicarles cortar lazos y seguir
caminos diferentes a otras personas que las han perjudicado enormemente
pues van a llegar a la conclusión de que en
el perdón no todo vale. Ser capaces de recordar a esas personas que las
lastimaron y que no supieron valorarlas ni reconocerlas y, además,
hacerlo sin odio y aceptar e integrar la lección de que estas personas
les han brindado, que son como son y que tienen derecho a serlo, pues
todo el mundo ocupa su lugar, es algo propio de la aceptación y de la
adaptación al planeta por parte de las hadas-humanas, conscientes de que
uno de los pilares del desapego es ser y dejar ser, tanto nosotros como a los demás. Por eso ellas se inquietan ante las interferencias
ajenas, acostumbradas en su dimensión originaria a no dañarse ni a
dañar a nadie con sus acciones puras y comprometidas con nobles
propósitos. Pero aquí en La Tierra las ansias de protagonismo, de poder y
los intereses implicados en algunas cuestiones hacen que ellas deban
aprender a renunciar o desapegarse de según que cosas, pues aferrarse a
algo que otros anhelan poseer a toda costa, puede mermar su libertad de vuelo.
Así pues, ellas puedan llegar a decidir que es mejor cambiarse a uno
mismo y adoptar las medidas pertinentes para ello, siendo conscientes de
las propias emociones y de la necesidad de equilibrio interior y no
luchar a contra corriente contra algo que las encarcela emocionalmente y
que no les deja ser. Inesperadamente, antes
estas renuncias pueden aparecer emocionantes sorpresas y giros de rumbo
que nadie hubiera podido prever, ni incluso ellas, tan expertas en el
oráculo de hadas cuando eran hadas y que aquí pueden llegar a dominar si
se adiestran en intuición, clarividencia, apertura mental y conexión
con los guías espirituales de cada uno.
atrás el lastre de la rabia y del resentimiento. En el perdón, a veces,
para no perder la dignidad puede implicarles cortar lazos y seguir
caminos diferentes a otras personas que las han perjudicado enormemente
pues van a llegar a la conclusión de que en
el perdón no todo vale. Ser capaces de recordar a esas personas que las
lastimaron y que no supieron valorarlas ni reconocerlas y, además,
hacerlo sin odio y aceptar e integrar la lección de que estas personas
les han brindado, que son como son y que tienen derecho a serlo, pues
todo el mundo ocupa su lugar, es algo propio de la aceptación y de la
adaptación al planeta por parte de las hadas-humanas, conscientes de que
uno de los pilares del desapego es ser y dejar ser, tanto nosotros como a los demás. Por eso ellas se inquietan ante las interferencias
ajenas, acostumbradas en su dimensión originaria a no dañarse ni a
dañar a nadie con sus acciones puras y comprometidas con nobles
propósitos. Pero aquí en La Tierra las ansias de protagonismo, de poder y
los intereses implicados en algunas cuestiones hacen que ellas deban
aprender a renunciar o desapegarse de según que cosas, pues aferrarse a
algo que otros anhelan poseer a toda costa, puede mermar su libertad de vuelo.
Así pues, ellas puedan llegar a decidir que es mejor cambiarse a uno
mismo y adoptar las medidas pertinentes para ello, siendo conscientes de
las propias emociones y de la necesidad de equilibrio interior y no
luchar a contra corriente contra algo que las encarcela emocionalmente y
que no les deja ser. Inesperadamente, antes
estas renuncias pueden aparecer emocionantes sorpresas y giros de rumbo
que nadie hubiera podido prever, ni incluso ellas, tan expertas en el
oráculo de hadas cuando eran hadas y que aquí pueden llegar a dominar si
se adiestran en intuición, clarividencia, apertura mental y conexión
con los guías espirituales de cada uno.
Otro de los desafíos a los que va a tener que hacer frente las hadas una vez aquí es que la magia, la espiritualidad y la fantasía no siempre
comulgan con la cruda realidad de la tercera dimensión terrestre, aunque
cada vez la espiritualidad va arraigándose más en el planeta. También
les cuesta aquí sentir la ligereza y la luz de donde provienen, pues en
el plano terrícola los problemas y las preocupaciones adquieren tal
relevancia que cansan y se convierten en una pesada losa que puede
llegar a ocultar la luz interior.
comulgan con la cruda realidad de la tercera dimensión terrestre, aunque
cada vez la espiritualidad va arraigándose más en el planeta. También
les cuesta aquí sentir la ligereza y la luz de donde provienen, pues en
el plano terrícola los problemas y las preocupaciones adquieren tal
relevancia que cansan y se convierten en una pesada losa que puede
llegar a ocultar la luz interior.
Además, el ruido, la falta de respeto y la crueldad son aspectos que pueden llegar a molestarlas enormemente pues pueden afectar enormemente a su
sensibilidad. Las hadas piensan desde el corazón, y presenciar como el
amor no siempre rige las relaciones humanas es algo que puede hacerles
mucho daño pero que deben atestiguar para entenderlo: entender que el
ego suele ser el elemento predominante en la conducta de muchos humanos.
Si ellas no recuerdan de donde provienen, los caprichos del ego puede
llegar a ganarles la partida incluso a ellas, pues una vez encarnadas
aquí, las hadas quedan expuestas a las características de su entorno y pueden perderse en él.
sensibilidad. Las hadas piensan desde el corazón, y presenciar como el
amor no siempre rige las relaciones humanas es algo que puede hacerles
mucho daño pero que deben atestiguar para entenderlo: entender que el
ego suele ser el elemento predominante en la conducta de muchos humanos.
Si ellas no recuerdan de donde provienen, los caprichos del ego puede
llegar a ganarles la partida incluso a ellas, pues una vez encarnadas
aquí, las hadas quedan expuestas a las características de su entorno y pueden perderse en él.
Ellas son espontáneas y les encanta la intimidad y disfrutar de su espacio y de su margen de acción, en plena libertad y autonomía, pues en su
dimensión eran capaces de hacerse invisibles, de volar y de aparecer y
desaparecer. Una vez aquí las circunstancias pueden arrastrarlas a
sentirse confinadas, sometidas a expectativas y a lo que los demás
esperan de ellas. Un entorno que favorezca que deban convivir con
aspectos totalmente opuestos a aquellos que ellas disfrutaban en su otra
dimensión favorecerá que, una vez
gestionadas y transformadas las emociones de sufrimiento y habiendo
llegado al pleno convencimiento de la luz propia, las hadas-humanas ya
no duden de su dimensión hada y decidan emprender el vuelo hacia ella
con las herramientas que el planeta va a dispensarles, una vez
descubierta y emprendida su misión.
dimensión eran capaces de hacerse invisibles, de volar y de aparecer y
desaparecer. Una vez aquí las circunstancias pueden arrastrarlas a
sentirse confinadas, sometidas a expectativas y a lo que los demás
esperan de ellas. Un entorno que favorezca que deban convivir con
aspectos totalmente opuestos a aquellos que ellas disfrutaban en su otra
dimensión favorecerá que, una vez
gestionadas y transformadas las emociones de sufrimiento y habiendo
llegado al pleno convencimiento de la luz propia, las hadas-humanas ya
no duden de su dimensión hada y decidan emprender el vuelo hacia ella
con las herramientas que el planeta va a dispensarles, una vez
descubierta y emprendida su misión.
Hasta que no aprendan a aceptarse a sí mismas y a sentir la vida a través de la magia del momento presente, a abrirse a sus sublimes sensaciones y a
no permitir que se les escapen con ensoñaciones, amarguras o miedos, no se descubrirán a si mismas.
no permitir que se les escapen con ensoñaciones, amarguras o miedos, no se descubrirán a si mismas.
Sin embargo, un hada-humana acabará por descubrir sus alas a través de la espiritualidad y esa será la luz que la orientará en su camino donde los pasos serán los latidos del corazón del ahora.
Encontrar el equilibrio entre el cielo y la tierra, hacer soñar a
los demás y ser embajadoras entre el mundo de las hadas y de los
humanos formará parte de su misión aquí. Una misión difícil pero admirable que las ha puesto en contacto con el otro lado de la balanza y también con otros matices intermedios que les ha permitido elegir mejor y adoptar sabias decisiones, aprender de sus errores y gozar del regalo de la vida en este hermoso planeta al que seguirán protegiendo allá donde vayan.