miércoles, 3 de agosto de 2011

ISLA DE AVALON


En esta isla aparecen referencias concretas que relacionan su carácter extraordinario (eterna juventud, abundancia, etc.) con otro cuerpo legendario: el griálico del rey Arturo. ¿Completándolo?. En ella se unirían así la simbología femenina de la sabiduría (Sofía) de la copa, o receptáculo, con la ancestral Diosa Blanca inspiradora de los poetas y fuente de la vida y la muerte, y los mágicos territorios paralelos donde “ese tipo de cosas” tiene lugar.
En el siglo XII, cuando surgió y se extendió por toda Europa la leyenda del grial (el escritor Geoffrey de Monmouth) fue quién popularizó la conexión de Arturo con la isla de Ávalon, a donde fue conducido una vez muerto y donde se dice que permanece “dormido”, guardado su profundo sueño por el Hada Morgana (según el poeta y estudioso de los mitos antiguos Robert Graves sería la misma identidad de la Dama del Lago, con distinto nombre, y a su vez ambas serían nombres diferentes de la Diosa Blanca, la gran diosa primordial). Su sueño duraría hasta el momento en que despertaría al ser necesitado. El poeta Lydgate del siglo XV describe a Arturo como “un rey coronado en el país de las hadas”.
Justo en este siglo, en 1191, los monjes de la abadía de Glastonbury anunciaron el descubrimiento de una posible tumba de Arturo y así es como lo venden todavía a los turistas de esta colina sagrada, ya que desde la más remota antigüedad fue un enclave sagrado para las diferentes religiones. Es un lugar fuertemente empapado de conexiones y puertas con otros mundos.
Ávalon se deriva de la palabra arcaica inglesa “aval”, manzana, y de ahí vendría el nombre de isla de las manzanas. Fruto especialmente relacionado con los cultos femeninos más antiguos y uno de los símbolos de Afrodita, y asociada entre los celtas con la inmortalidad. Curioso también que en la Biblia cristiana sea un fruto asociado con el conocimiento, más allá del bien y del mal. El centro de la manzana con sus pepitas forma una estrella de cinco puntas, de ahí el famoso pentáculo mágico. Los celtas llamaban también a esta isla Isla de Cristal o Isla Radiante y allí colocaron una entrada a otro mundo.
Merlín, enigmático y multifacético personaje, asociado al poeta Taliesin y el caldero mágico. Y es que antiguamente un poeta no era un simple hacedor de versos (para los más sensibles ahora tampoco, aunque en todo caso no tendría tanto “poder” como antes). Tenía también algo mágico como intermediario entre la dimensión de los dioses y la humana, y el efecto de sus versos era abolir el espacio y el tiempo humanos, acceder literalmente a otras dimensiones, a través del nivel más profundo de la nuestra. Un poder de revelación de la esencia de las cosas y un “fijador” del tiempo por un lado, y materializador por otro a través de su palabra. Taliesin-Merlín es una figura clave en la leyenda sobre la diosa galesa Cerridwen, que a su vez es uno de los nombres de la gran diosa triple primordial a la que estaría dedicada la isla de Ávalon bajo los nombres, ya citados, de Dama del Lago y Hada Morgana.
Esta diosa tenía dos hijos, uno oscuro y feo y el otro, una hija blanca y bella. Cerridwen era dueña del caldero del Otro Mundo, donde se cocinaban la inspiración y el conocimiento y en él decide preparar la poción mágica que dará a su hijo oscuro la suprema inteligencia y la visión sagrada, para equilibrar su fealdad. Para ello elige como ayudante al pequeño Gwion, para removerlo durante su larga cocción durante un año y un día, con la prohibición de no tocar nunca el líquido ardiente. Pero al cumplirse el plazo 3 gotas candentes caen sobre un dedo de Gwion y para aliviar el dolor éste se chupa el dedo y de inmediato conoce la naturaleza y el significado de todas las cosas, tanto del presente como del pasado y el futuro. Por eso se da cuenta de que tiene que huir. Cerridwen le persigue y durante esa persecución ambos adquieren formas simbólicas complementarias (liebre-perro de caza, pez-nutria, pájaro-halcón, grano de trigo-gallina negra). Con esas últimas formas ella se traga al grano de trigo Gwion y se queda embarazada. Su hijo, será uno de esos niños míticos abandonados en una corriente de agua. Será Taliesin, que significa el “muy valioso”, o “muy radiante” que se convertirá en el más grande poeta de todos los tiempos.
Ese caldero mágico se halla en Caer Sidi, el castillo espiral de la muerte que lleva a la vida, lugar asociado también con Ávalon, el reino de la transmutación. Donde los mundos se conectan y confunden y sólo los preparados para afrontar el Misterio pueden recorrer sus caminos. Mujer, Diosa, Serpiente y Manzana, elementos todos ellos relacionados con la Diosa Primordial.
En los alrededores de la colina de Glastonbury se levantaban alrededor de 30 menhires, posible observatorio astronómico y señal del carácter sagrado milenario del lugar, complementado por un manantial sagrado y el “laberinto druídico” construido como vereda procesional. Aunque la mayoría de las piedras ya habían sido removidas a finales del siglo XIX, aún permanece una considerada piedra de poder y llamada La Roca Viva. Se dice que quien la toca al amanecer o a media noche siente una corriente eléctrica que emana ostensiblemente de ella. En Ávalon también fue forjada la espada sagrada Excalibur del ciclo artúrico y cuya “propietaria” es la Dama del Lago, al fondo del cual retornó. Y en Ávalon también vivirían las 9 (otro número asociado a la Diosa Blanca en relación con las fases lunares y su duración) doncellas hermanas del Hada Morgana, guardianas del caldero mágico. Algunos de estos seres, la más conocida el Hada Morgana, fueron satanizados por el cristianismo convirtiéndolos en seres malignos con poderes maléficos.
Como decía el poeta Rilke a principios del siglo XX, quien se acerca a ese lugar sin abrirse a las posibilidades de ser, sólo verá la abadía de Glastonbury. Imposible ver el lago ni la isla sagrada, ni sus misteriosos habitantes.
(informacion recopilada en internet, autor anonimo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario