Cuando cobraron vida, lo primero que percibieron fue el bosque bajo la luz de las nuevas estrellas. Por eso, las hadas aman sobretodo la naturaleza y las estrellas.
En la edad media el hada significó abordar realidades diferentes según los países y las culturas en las que arraigó la idea, por dos razones fundamentales, el advenimiento del cristianismo y la resistencia de las antiguas religiones paganas europeas.
En los países anglosajones se distingue el universo de las hadas -Fairy, Fairies en plural- La palabra no sólo designa a las bonitas damitas dotadas de poderes mágicos, sino al conjunto del pueblo pequeño del reino de las hadas. Para los anglosajones, hadas y elfos son la misma naturaleza y es legítimo utilizar indiferentemente uno u otro nombre sin distinción de sexo o apariencia.
De lo anterior se desprende que no todas las hadas son iguales y que, por ello, existen muchos tipos que pueden distinguirse tanto por su apariencia como por su origen. Algunas hadas son de estatura y aspecto humano, solo diferentes de los mortales por su belleza sobrenatural y sus poderes mágicos. Otras tienen estatura, cuerpo y el rostro de niños de entre seis y diez años, nunca crecen, no envejecen y son eternamente espíritus traviesos y revoltosos. Otras tienen una estatura minúscula de entre 1.5 cm. y 30 cm. Su cuerpo traslúcido está generalmente dotado de pequeñas alas de mariposa o de libélula. Su piel es de color en tonos pastel y su apariencia se confunde con las plantas o las flores, de las que son guardianas .
Las pequeñas hadas, por su parte son manifestaciones del mundo de la poesía, de la fantasía y de lo imaginario, a menos que sean espíritus de los bosques y las flores, es decir, los espíritus elementales que pueblan la naturaleza.
El hada es toda poderosa, amable, deseable, pero ente todo es bella por que en el reino de las hadas, cuando más puro es un ser, más posee el privilegio de la belleza. El hada así descrita se asemeja más a la princesa de los cuentos que el héroe debe conquistar y con la que se debe casar, que el personaje fantástico que puebla las leyendas y las crónicas folklóricas, pues el hada es múltiple, ideal femenino, símbolo del ánima encarna a la vez la virgen, la hermana, la esposa y la madre es la mujer por excelencia perfecta e inaccesible.
El hada es una divinidad de la naturaleza, asociada especialmente a los árboles de los bosques, al agua de las fuentes y a las flores de los jardines. Entonces ya no aparece con el aspecto noble y un poco altivo de las damas surgidas de las novelas corteses, sino en la forma de una pequeña criatura de aspecto infantil, apenas vestida con telas traslúcidas de tonos pastel y dotadas de alas de libélula.
Hadas y elfos no tienen una individualidad bien definida, en cambio, gozan como los animales, de un alma-grupo genérica del conjunto de la especie. Estos seres pueden vivir mucho tiempo, siglos e incluso milenios, pero no son inmortales, como lo recuerda la fase de James Matthew Barrie en Peter Pan: *Cada vez que un niño dice: No creo en las hadas, hay una, en alguna parte, que muere*. Cuando se deja de creer en ellas, las Hadas se duermen y pronto mueren. Esta muerte es tanto más trágica cuando que los espíritus elementales carecen de esta alma inmortal que constituye todo el valor de la criatura humana.
En el medioevo, las hadas y su reino (Fairyland) no se encontraban lejos de los hombres sino al alcance de la mano. Para entrar en él basta cambiar la propia manera de ver las cosas, el camino es la mirada maravillada de la infancia.
El mundo de las hadas ofrece a quien quiere abordarlo una vía en la que hay que saber perderse antes de encontrarse. Todos los cuentos insisten en la noción de extravío, de pérdida total de las propias certidumbres y del sentido de la propia vida antes de encontrar el buen camino: el que conduce al centro de uno mismo. El reino de las hadas no está exento de pruebas, de obstáculos y de dificultades, al contrario: el hada buena no existe sin su oscura pareja: la bruja.
Las hadas y los espíritus de la naturaleza representan los principios de la vida y de la creatividad en estado bruto. Por eso sólo pueden ser percibidos por aquellos que evolucionan en las esferas de lo imaginario, de la creación y de la fecundidad -los niños, los poetas, los artistas, los artesanos, los soñadores, los enamorados y las mujeres embarazadas-. Todo aquél que en su vida haya tenido la ocasión de crear -ya se trate de un poema, de un cuadro, de un mueble o de un niño- ha conocido estos momentos de gracia en los que de pronto todo se hacía claro y evidente; en que el conjunto del cuerpo, el espíritu y el alma se encontraba atravesado por fuerzas y energías formidables; en que la inspiración corría a raudales; en que el golpe de lo imposible resultaba posible , sin que lo supiéramos, entonces un hada estaba actuando.
Todo es posible. Ningún deseo en el mundo es irrealizable.Para ellos basta con permanecer fiel a los propios sueños y creer en la propia suerte.
Por M.Arturo Galván Yánez.
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