“Elfos, Gnomos y Duendes te han visto compartiendo con un humano, sobrino del dueño del Jardín
del cual te destiné a cuidar, pero hay otra cosa que me preocupa: ¿estas enamorada de este mortal?”
Anfimia, conciente que no podía mentir, le dijo:
-Sí madre mía, es cierto, más cuando me di cuenta de mis sentimientos fue demasiado tarde, y ahora
ya no los puedo cambiar.
“Hija mia por más que yo te quiera, esto no lo puedo permitir, tu sabes que nosotras no nos
podemos enamorar de algún mortal y si esto llegase a suceder el castigo ya está escrito…”
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