No emiten ni perciben sonidos, huyen del sol y aman la luz de la luna, de los pequeños candiles y de las luciérnagas. Apacibles, suelen estar mucho tiempo inmóviles aunque pueden trasladarse con enorme velocidad y estar instantáneamente donde quieren estar. Son muy difíciles de percibir, aunque en presencia o cercanía de los humanos se “esconden” tras las cosas, en los rincones menos iluminados. Gustan de la cercanía de los niños y les sugieren juegos, mientras que a los adultos los sorprenden con encantamientos psíquicos ocultándoles pequeñas cosas.
Se dice que en la antigüedad los gnomos ayudaban a los artesanos en sus talleres, y en casos excepcionales, algunos ocultistas lograron con su magia hacer trabajar ejércitos de gnomos. También se ha registrado en Oriente una variedad de gnomos con una apariencia humana normal y que ayudan a los viajeros en los caminos.
Hablan y dan consejos, aunque no comen ni duermen como los humanos, y tampoco envejecen. Están siempre solos y son confundidos con monjes. Una versión similar se remonta a la antigua Grecia, donde los “monakhós” eran los emisarios de Hermes y, en las encrucijadas de los caminos tenían sus escondrijos y cuidaban las primitivas ermitas. Se decía que no comían ni amaban, y tampoco hablaban, prefiriendo hacerse entender por señales. Las puntas de sus orejas eran puntiagudas, y el típico gorro de Hermes servía para ocultar esta anormalidad.
Hadas: Estos elementales de la tierra tienen apariencia similar a la humana, aunque sus tamaños varían entre el diminuto y el de una persona normal. Regidas asimismo por la luna, gustan reunirse en lugares alejados de toda presencia humana y bailar en círculos en los prados circundados de bosques.
La especial forma de reproducción de las setas, que se expanden en forma de anillo, ha emparentado a estos vegetales con los círculos de las hadas. Ciertamente, las hadas son muy expertas en las virtudes ocultas de las plantas y de los minerales. Hábiles en encantamientos, magias y hechicerías, inspiran a los curadores naturales sus extrañas y a la vez rudas artes.
Cierta variedad de hadas está estrechamente ligada a los humanos, y en las tradiciones de la antigüedad solían dar a los recién nacidos sus regalos en forma de bendiciones o de maldiciones. Gustan de los niños en general, sugiriéndoles juegos y protegiéndolos de los peligros.
Son atraídas por las golosinas y dulces, los sonidos armónicos y las figuras geométricas circulares. Aunque son de aspecto femenino en su mayoría, no son las contrapartes femeninas de los gnomos como vulgarmente se cree, pues sus características y naturalezas son distintas, y se ignoran los unos a los otros, como pasa con los animales de diferentes especies.
Las hadas se materializan en el mundo físico cada 100 años con el objetivo de trabajar en composoción cromática, o sea, en llenar al mundo de color y pintar todo lo que existe. Es cierto que sus cuerpos físicos son bellísimos, pero esta belleza está de acuerdo con el grado de evolución de cada una. Las mismas hadas elaboran sus cuerpos para descender al plano material, y no pueden ser más hermosas que los que les corresponde según su grado evolutivo.
En este plano viven en parejas heterosexuales para intercambiar poder, y luego de vivir por un siglo entre los humanos regresan al plano mental de donde vinieron, y allí se preparan por otro lapso de tiempo para hacerse expertas en el manejo de alguno de los cuatro elementos de la naturaleza. Luego de eso, retornan a la tierra por otro periodo de tiempo para trabajar como elementales de la tierra.
Las hadas son como las orugas, que luego se convierten en mariposas. Después de haber cumplido con su período terrestre, se transforman en Farrallis o líderes en su área de trabajo, o bien en Hiarrus, una especie de gobernadores que elaboran los planes a ejecutar para cada elemento. También pueden trabajar como maestros Aspiretes, ejecutando los planes elaborados y controlando varios elementos, o convertirse en Ra-Arus, la máxima categoría dentro de la línea de los elementales, un equivalente a los arcángeles en el mundo angélico.
Otra función de las hadas se da en el plano mental, donde trabajan sobre las proyecciones mentales y formas de pensamiento que los seres humanos emiten. Se dice que detrás de cada persona y en cada lugar hay hadas modelando las energías que emite la mente humana.Invocación a los elementales
Cada categoría de elementales puede ser invocada por los humanos para pedir gracias y suerte en relación a distintas cosas. A continuación reproducimos las invocaciones para cada uno, recalcando que es muy importante dar las gracias luego de recitarlas.
Invocación a los Elementales de la Tierra:Invoco a los Espíritus que habitan la madre Tierra. Invoco a las fuerzas telúricas que sostienen nuestra humilde existencia. Invoco a Gob, caudillo de los Gnomos. Invoco a todos los elementales benéficos de la Tierra para que atraigan sobre mi persona bienestar y riquezas, y alejen de mí la maldición de la carencia.
Invocación a los Elementales del Aire:
Invoco a los Elementales del Aire y del viento. Invoco a Paralda, caudillo de los Silfos. Invoco la suave brisa que trae videncia e inspiración a la mente. Invoco a estas fuerzas dadoras de inspiración, videncia e intuición.
Invocación a los Elementales del Agua:
Invoco a los Elementales del Agua. Invoco a Neckna, caudilla de las Ninfas. Invoco a las dulces fuerzas pacíficas pero poderosas de la savia vital. Invoco a la belleza oculta pero generosa del fluido viviente. Invoco a todas estas fuerzas para que traigan salud, bienestar y amor a mi vida.
Invocación a los Elementales del Fuego:
Invoco a los Elementales del Fuego. Invoco a Djin, caudillo de las Salamandras. Invoco a los poderes del cambio y de la luz. Invoco al fuego que consume las mezquindades, vicios y bajas pasiones. Invoco a estas fuerzas para que me concedan fortaleza para cambiar, y me liberen de todos aquellos conjuros, maleficios y negatividades ejercidas sobre mi persona.
Invocación para convocar a todos los Espíritus Elementales:
Espíritus Elementales, ¡acérquense a mí! Gnomos, compartan su humor conmigo. Ondinas, jueguen en mi presencia. Silfos, que la brisa me acaricie. Salamandras, muévanse en las llamas de las velas.
¡Espíritus Elementales, Gracias por venir!
Fuente: Recopilado en la Red.
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